jueves, 29 de diciembre de 2011

¡Qué jodidamente vertiginoso es crecer!

¿Qué es lo más difícil de crecer...?
¿Crecer?
¿Recuerdas cuando drogarse significaba balancearse más y más alto en los columpios? 
¿Recuerdas cuando ponerse protección significaba llevar puesto un casco?
¿Recuerdas cuando las peores cosas que podías obtener de los niños eran piojos?
¿Recuerdas cuando los hombros de tu padre eran el lugar más alto de la tierra?

Las cuestiones raciales fueron las que corrieron más rápido.
La única droga que conocías era el jarabe para la tos.
La mayor parte del dolor que sentiste fue cuando te caíste y te raspaste las rodillas.
Las despedidas eran solo un "hasta mañana".
Y ni siquiera veías la hora de crecer. 

… Lo más difícil de crecer es aprender que el mundo no seguirá como tú lo conociste.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Libertad indeseada

- ¿Que te pasa?, te veo preocupado.

- Pues nada que mi novia se va una semana de viaje con todas sus amigas y casi todas son solteras y un poco pendones. La verdad, es que me da mucho miedo y no sé cómo decirle que no quiero que se vaya.

- Con tu permiso te voy a contar una historia: 
"Para Luis las despedidas de soltera no eran otra cosa que el momento en donde las mujeres les ponían los cuernos a sus novios. Luis era un chico inseguro, muy celoso y algo machista.
Un día su novia, Claudia, le dijo que se iría con sus amigas de viaje, para celebrar la despedida de una de ellas, una semana a Ibiza.
-¡Nos vamos de viaje!- le dijo ella muy contenta.
-Si quieres seguir conmigo, más vale que lo olvides- respondió Luis.
Ese fue el comienzo de una tremenda discusión. Obviamente Claudia no tenía la menor intención de no ir al viaje con todas sus amigas porque el imbécil de su novio se lo prohibiera, a pesar de que lo amaba; y Luis no tenía la menor intención de dejar que su novia se fuera a zorrear con las amigas a Ibiza y que su relación se fuera a pique. No iba a tolerar bajo ningún concepto que le pusiera los cuernos. 
Ella le juraba y le perjuraba que sería más fiel que Caroline Ingalls, pero Luis intentaba explicarle una y otra vez que no se trataba de desconfianza, sino que él sabía perfectamente que el ambiente que se vivía en ese viaje la iba a llevar inevitablemente a tener algún tipo de aventura, y él no estaba dispuesto a pasar por esa situación. Era terminante, si se iba no lo veía más.
Claudia tampoco quería dar el brazo a torcer, dado que le parecía totalmente injusto no poder disfrutar de ese viaje como lo harían todas sus amigas.

El día de partida se iba acercando y ninguno de los dos modificaba su actitud.
El tren saldría a las diez de la mañana del día siguiente. Dado que Claudia no cambiaba de opinión, Luis se despidió de ella la tarde anterior diciéndole que si ella había elegido viajar antes que continuar su relación con él, sería porque tal vez no lo quería lo suficiente. Ella le aseguró que al volver lo llamaría y que seguirían adelante como hasta ahora.
-No se te ocurra llamarme cuando vuelvas, porque si te subes a ese tren no quiero volver a verte nunca más- respondió él. Eso en realidad no era cierto, pero quería agotar todos los recursos para evitar que se fuera.
A las doce de la noche sonó el teléfono de Luis. Era Claudia. No viajaba. Lo quería mucho como para perderlo por un viaje.
“¡Tigreeee!” se dijo a sí mismo. Él podía haber dado su brazo a torcer hacía un rato cuando la cosa se puso fea. Pero no lo hizo y logró su cometido.
Ella no estaba enfadada, porque entendió que todo lo había hecho porque la quería. La relación continuó con total normalidad. Es más, este episodio logró que la pareja estuviera aún más unida. Podríamos decir que todo era ideal.
A los tres meses la abuela de Claudia la invitó a un viaje en barco a Argentina, junto con su madre y su tía. El viaje duró quince días, pero Luis la extrañó como si fuera un año, a pesar de que recibió como diez cartas de ella diciéndole lo interminables que se le estaban haciendo los días lejos de él. Parecía como que quería tirarse del barco y venir nadando a abrazarlo. Es que estaban tan enamorados…
A su regreso Luis fue a buscarla al puerto y pasaron el resto del día juntos.
Ya era de noche cuando sonó el teléfono en la casa de Claudia.
-Hola- atendió ella.
-¿Pero cómo conseguiste mi teléfono?, yo no te lo di –continuo diciendo, pero sin demasiado enfado en su voz.
Ahí Luis se puso como loco y empezó a preguntar: -¿Quién es?
Claudia, tapando el auricular le respondió en voz baja:
-Un chico del barco…
-¿Un chico del barco?- repitió Luis exasperado.
-Sí… -dijo Claudia entre incomoda y dubitativa- …se llama Matías… es un amigo…
-¿Un amigo? ¡Amigo mis cojones!-
Luis sabía perfectamente que nadie que hubiera conocido a su novia en el barco quería ser su amigo. La única intención que podría tener ese tipo era robársela. Cuando Claudia trató de retomar la conversación telefónica, el tipo, evidentemente asustado por la discusión que escuchó, había cortado.
Luis se armó de paciencia para explicarle a Claudia que ese tipo que había conseguido su número de teléfono por algún lado y la estaba llamando, no tenía ningunas intenciones amistosas y le pidió
que no volviera a hablar con él. Y en el caso de que llamara nuevamente, le dijera que no volviera a hacerlo.
Claudia lo entendió.
Al día siguiente Luis estaba en su trabajo y no podía evitar pensar en el episodio del teléfono.
¿Qué hubiese pasado si el tipo hubiera llamado cuando él no estaba?
¿Podía confiar en su novia?
Estaba seguro que sí, pero le molestaba terriblemente tener un buitre rondando.
La próxima vez que llamara, ¿ella le diría que no la llame más como le había prometido?
Fue entonces cuando se le ocurrió una idea brillante para quitarse la duda.
Llamó a un cadete amigo que trabajaba en la empresa y le pidió que llamara por teléfono a su novia diciendo que era ese tal Matías del barco, mientras él escuchaba la conversación desde otro teléfono paralelo.
Tenía muchas ganas de escuchar como ella le paraba los pies.
Qué lindo sería oírle decir: “Por tu culpa tengo problemas con mi novio, no me llames nunca más”.
-Hola Claudia, habla Matías, -dijo el cadete.
-Tú no eres Matías… -respondió Claudia con una voz entre dulce y dubitativa.
-Sí, sí… soy yo… -insistió el cadete mirando a Luis como pidiéndo ayuda.
No funcionaba, había que cambiar la estrategia.
Luis tapando el auricular le apuntó en voz baja: -Dile que en realidad eres un amigo de Matías… que Matías no se animaba a llamarla porque se había dado cuenta que podía tener problemas si estaba el novio…
En realidad esto sonaba bastante ridículo y poco convincente, pero fue lo único que se le ocurrió en aquel momento. De última si no se lo creía, Luis le diría: “Soy yo mi amor… era una broma”.
El cadete le dijo exactamente lo que Luis le había apuntado y fue a partir de ahí cuando empezó a nublarse el mundo.
-Pero mi novio ahora no está, dile a Matías que me llame… -dijo ella.
Después de esta respuesta, el cadete miró nuevamente a Luis como esperando instrucciones.
Luis estaba tan shockeado que no atinaba a decir absolutamente nada, por lo cual el cadete decidió tomar vuelo en la conversación por sí mismo.
-Dime la verdad, ¿qué pasa con Matías? –preguntó el cadete.
-Con Matías hay mucho feeling… mucho feeling… -respondió Claudia con una vocecita de dulzura increíble.
-¿A qué te refieres con mucho feeling?
-Tú me entiendes… hay mucho feeing.
-Pero, ¿pasó algo entre vosotros?
-Y… ¿no te lo contó Matías…?
Luis estaba blanco. Lo que estaba sucediendo seguramente era una pesadilla de la que pronto se despertaría.
-Y con tu novio ¿Qué piensas hacer? –preguntó el cadete que ya era un experto en su rol.
-Con mi novio está todo mal.
-¿Todo mal? –exclamó mirando de reojillo a Luis que estaba a punto de desmayarse.
-Sí, con mi novio está todo mal… Dile a Matías que no sea tonto y que me llame…
Basta. Ya era suficiente. No lo soportaba más.
Luis le quito el teléfono al cadete y le dijo a Claudia con voz seria y tranquila: -Hola Claudia, soy yo.- Durante unos quince minutos estuvo intentando obtener una respuesta de ella. Sentía su respiración en el teléfono, pero no respondía.
-Ya está –le decía Luis- ya lo he escuchado todo, ahora háblame…
Silencio. Él se había enterado y ella estaba tan aturdida que no sabía cómo responder.
Después de un rato de insistencia, Claudia sólo atinó a decir tímidamente: “Me ahogaste”." 

¿Qué tal?
Resulta que él con sus celos, con su inseguridad, con su actitud posesiva e incluso machista, la había ahogado.
Bueno, la historia continuó. Se encontraron, se pelearon, después se arreglaron, al tiempo se volvieron a pelear, más tarde se amigaron de nuevo, en fin, lo de siempre…

Analicemos un poco la situación desde el principio.
Luis no la dejó ir de viaje por miedo a que ella le pusiera los cuernos
A la mierda. Se los puso igual.
Si tú crees que tu novia puede ser infiel, y la tienes atada, no tienes una novia fiel. Simplemente tienes a alguien, que no te quiere, atado.
Si esa persona no te conviene, más vale darte cuenta lo antes posible. Osea, dale libertad. Que haga lo que quiera. Que te sea fiel porque te quiere y no porque tú la estás controlando. Su fidelidad no es algo que tú puedas manejar. Sus sentimientos tampoco.
“-Me voy de viaje con mis amigas.
-Que te diviertas.”
Si se va con otro, dale las gracias a ese otro. Ponle un moño en la cabeza y que se la lleve envuelta para regalo. No te merecía, no era para ti…

jueves, 8 de diciembre de 2011

Tras la barrera...

Si tuviera que hacer una comparación, podría decir que mi vida es como una montaña rusa; llena de increíbles subida y temerosas bajadas. Eso sí, con una pequeña diferencia; yo no estoy hecho de hierro, puedo palpar los sentimientos en cada milímetro de mi cuerpo, aunque apenas lo demuestre. La verdad es que no sé dónde los escondo… tal vez me los trague o quizás los exteriorizo de alguna manera imperceptible. No lo sé, pero intento no pensarlo demasiado, ya que solo conseguiría sentirme peor.

Siempre he pensado que el ser humano es malo por naturaleza, y lo digo por conocimiento y experiencia propia. Seguro que algunos piensan que nunca me entero de nada, que mi cabeza esta en las nubes mientras mi cuerpo sigue vagando por aquí. No voy a negar que suelo estar abstraído del mundo y que no suelo darle demasiada importancia a las personas que para mí no valen nada, y la verdad es que esta es la mayoría de gente con la que estoy cada día. Esto, no quiere decir que no esté atento a las cosas que suceden a mí alrededor, siempre suelo captar la esencia, y si mis facciones no se inmutan es porque el tema del que se trata no me importa una mierda.

Tal vez algunos crean que hay una especie de barrera que me separa del mundo real. Lo gracioso es que puede que lleven razón, pero esta barrera me ha servido para descubrir quién quiere realmente tenerme en su vida, aunque para ello hayan tenido que saltar murallas, almenas y hasta jodidas torres de castillos. Esas son las verdaderas personas, que para mí, merecen la pena, y a los que se quedaron en la entrada… Bah, para que escribir más nada.

martes, 6 de diciembre de 2011

Pasado, presente y futuro

Nos pasamos media vida pensando en el pasado y la otra media pensando en el futuro, pero realmente ¿Quién se para a pensar en el presente? 

Dependemos de un ayer pasado y de un mañana inexistente, sin darnos cuenta que lo más importante se nos escapa de las manos. ¿Qué es lo que verdaderamente queremos hacer hoy?

domingo, 27 de noviembre de 2011

Un "hasta nunca" que no esconde un "alomejor"...

Tú, tan cruel y ajena, te has olvidado
de esta ventana, con vistas a la nada,
de este look de vagabundo, triste y amargado,
de este marchito corazón podrido de latir,
de esos besos que saben a despedida,

de esta guitarra sin cuerdas, cínica y dolorida,
de ese cambio de acera de tu cadera,

de ese sentimiento de deseo continuo,
de esas lágrimas derramadas,
de esta carta sin acabar…

Ahórrate tus desganas, lamentos y patrañas.
Para decirte adiós... me sobran motivos...
Estas son las últimas líneas que te escribo.
Este adiós no esconde un hasta luego.
Estos ojos no lloran más por ti…

martes, 22 de noviembre de 2011

¿Cuándo decidiste cambiar?

¡Hey chica! Ven aquí. Levanta la cabeza y cuéntame que te pasa. Dime porque olvidaste sonreír y por qué en tus ojos no logro ver ni una chispa de felicidad.

Cuéntame cuando cambiaste tus muñecas por cigarrillos, y los juegos de Disney por besos con desconocidos. Cuéntame cuando tiraste tus converse y te compraste tus primeras botas de aguja. 
Cuéntame… Cuéntame cuando borraste tu sonrisa y te pusiste ese disfraz de triste niña mayor.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Mujer...

Mujer infame de vida alegre. ¿Por qué mi nombre en tu boca tiene que estar?

Mujer cobarde, ingenua e infeliz. ¿Por qué no dejas que me olvide de ti?

Musa del dolor, reina de la hipocresía. ¿Por qué me incitas al mal, si en el bien me quiero quedar?

Dama de la noche, chica de moral distraída. ¡Hasta en mis sueños quieres estar! 


Mujer... Mujer de vida galante... Mujer fatal...

lunes, 14 de noviembre de 2011

Antes de dormir...

Antes de partir al refugio del dolor de la carne y de espíritus enfermos, al campo de batalla en la frontera de la vida y de la muerte, al tren que lleva sueños y trae pesadillas, a la confidente de amores platónicos y a la rendición del más valiente de los guerreros; Antes de irme a la cama, quiero compartir con vosotros un texto de indudable esplendor y con el que, en estos momentos, me siento muy identificado.
Son líneas escritas por un poeta frustrado, un rockero sin control, un yonki de las mujeres, pero ante todo, un gran amigo y mejor persona: Mi hermano Andrés Felipe Avellaneda Prada.

"Y se fue... No dijo adiós, ni si quiera un hasta luego... Bueno, miento, lo ultimo fue "no quiero volver a saber nada de ti" y "suerte" forzados, obligados... y gracias tendría que dar, pues poca cosa más merecía.
Un amor mal acostumbrado a idas y venidas, a bailes díscolos y a deshoras. Un amor acido, pero que engancha. Un amor extraño… pero amor.

Ella, residente de un corazón emigrante, habitante de burdeles abandonados, pasajera de autobuses de derrotas, y aficionada a las fotos de fracasos. La musa de los poetas censurados, amante de los más necesitados y la novia del olvido.
Su astucia le convirtió en lo que el espejo reflejaba y a su vez odiaba, criticaba y era esclava. Su falda le describía y sus andares le condenaban, la juez de los olvidados y mal abogada de los que como yo, baratos, se vendían.
Ella, tan astuta, tan puta, tan mujer…"

viernes, 11 de noviembre de 2011

La dificultad de haber amado...



-Es la primera sonrisa que te saco en mucho tiempo. 
-Lo sé y me animas mucho.
-Estoy hecha un lio. Él quiere una respuesta ya, y ¿sabes que me lo impide? Que no puedo dársela hasta que no me des tú una a mí.
¿Qué somos tú y yo? Hace tiempo me dijiste que no podíamos estar juntos, y yo te creí, pero cada vez que intento pasar página estas ahí, como si...
-¿Cómo sí que?
-Como si no quisieras que me olvidara de ti. Como si quisieras que fuera tan desgraciada como tú.
-Yo jamás desearía eso, quiero que seas muy feliz.
-Entonces, dime si lo que sientes por mí es real o es simplemente un juego. Si es real, saldremos adelante los dos juntos, pero sino por favor... déjame marchar.
-Solo es un juego, y odio perder. Eres libre.
-Gracias. -
Dijo mientras se marchaba y se secaba las lágrimas.

-¿Por qué has hecho eso? -Le dijo la voz en su cabeza.
-Porque la quiero, y no puedo hacerla feliz...

jueves, 10 de noviembre de 2011

Un final, no tan feliz...

- Dime mirándome a los ojos que no quieres volverme a ver más. - Dijo ella.
- No quiero volverte a ver. 

- ¡Mientes!
- No, digo la verdad.

- Ayer no decías lo mismo.
- He cambiado de opinión, acaso ¿no puedo? 

- Sí, por supuesto que puedes, pero no es creíble. No puedes decir eso de un día para otro.
- ¿Por qué no? Me he aclarado, por fin he abierto los ojos. 

- Sé que mientes. Dime que mientes.
- … 

- ¡Dilo!
- Sabes que no lo voy a decir. Has jugado conmigo y me has hecho mucho daño. 



- Lo siento, pero por lo menos dime que podemos ser amigos.
- ¿Amigos? no creo que nunca me hayas considerado como tal. Simplemente creo que me has utilizado.

- ¡Lo siento mucho de verdad!
- …

- Yo no quiero perderte, sé que te necesito.
- Gracias.

- ¿Perdona? - Dijo ella sorprendida.
- Era la reacción que esperaba. Es la ley de: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes." O en este caso, hasta que lo das por perdido.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Un plan mejor...

Tuve maletas listas para huir
por si mi sombra se volvía contra mi.
Desactive la bomba en mi interior
Tuve el indulto pero no el perdón.

Soy juez y parte de mi cicatriz
ella es mi historia y no el dardo contra mi.

Si tuviera hoy una voz mejor que el silencio...
Si tuviera fe, algo más que dormir de pie 
esperando... en el límite.

Ya que camino aprenderé a bailar
(Firmo la paz con el espejo)
Pie sobre huella pasos al compás
(salgo a bailar con el reflejo)
Guarda tus flores hoy no hay funeral
(Guarda la espada y los cañones,
guarda la fe y las oraciones)
No hay funeral


Si tuviera hoy una voz mejor que el silencio
Si tuviera hoy un plan mejor que dormir de pie
...en el limite.

Un plan para descifrar 
las siglas de la rendición.
Un plan para despertar,
hoy tengo un plan mejor.
Un plan para rescatar 
los trapos viejos del cajón,
filtrar ruido en el dial 
y escapar de la espiral.

Si tuviera hoy una voz mejor que el silencio
Si tuviera hoy un plan mejor que dormir de pie
... en el limite.

Hoy no hay funeral.
No hay funeral.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Los ríos de Alice

En esta madrugada de lunes y tras un fin de semana un tanto peculiar, por primera vez en mucho tiempo, me acuesto con una sonrisa en la cara. La verdad no sé muy bien porqué, pero sinceramente prefiero no buscar una explicación.

Para terminar esta primera semana de noviembre con buen píe, os dejo con esta peculiar nana de Vetusta Morla.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Y sin más...

Ese soy yo...
Un hombre abandonado
sin familia y sin hogar
mi escuela fue la vida
y el dolor mi realidad.


Toco mis últimos acordes 
y empiezo a caminar,
no tengo rumbo fijo
ni una meta que alcanzar.

No quiero llegar primero
simplemente quiero llegar
volver a empezar de cero:
es hora de emigrar.

Lucho por mis instintos,
soy un marginado de la sociedad,
un perro de la calle
al que nadie quiso acariciar

Ese soy yo... 
Un extranjero melancólico
que anda suelto en esta ciudad,
un hombre sin esperanzas
al que solo queda su soledad.

lunes, 31 de octubre de 2011

La evidencia no es la respuesta...

-¡¿Qué coño te está pasando?! ¿Por qué has cambiado tanto en estas últimas semanas?
-Nada, no me pasa nada.

-Me estas engañando, ¿Verdad?
-No como tú crees.

-Oooh, no creo que haya mil formas de engañar a alguien. ¿Hay otra chica verdad?
-No, no hay nadie más.

-¿Y quieres que me lo crea?
-Sí, quiero que me escuches…

-Ahora sólo veo que estás en apuros. Y de pronto me resultas bastante patético. Acabemos con esto, ya es bastante penoso. He tenido toda la semana para pensar, no me tomes por imbécil. Échale un poco de valor, se sincero y dime la verdad.
- …

-No, no te hagas el mártir encerrado en tu silencio, di cualquier cosa. Pero habla, habla joder. Reacciona, reacciona de una vez. Dime que no me quieres, dime cualquier cosa, pero al menos dame una buena razón para que pueda entenderte.
- ¿Qué quieres? ¿Quieres una razón? Es muy fácil, me aburro. Todo, absolutamente todo me aburre: tú, mi casa, mi familia, mis amigos, mi trabajo. Todo es un puto sueño. Esta vida es una auténtica mierda. Mírame y mírate, somos jóvenes y hermosos, pero ¿Por cuánto tiempo? Podríamos morir en cualquier momento…

-Supongo, como todo el mundo.
-Sí, es cierto, como todo el mundo. Un buen día, ya está. Ya ha terminado la actuación, se acaban los aplausos y se cierra el telón. Sin haber conocido nada más. Es como vivir en un castillo y sólo haber visitado el váter.

-Mmmhh, que poético.
-Tú por ejemplo tienes 35 años y, ¿Cuántos momentos memorables has vivido desde que naciste? ¿eh? Dime.

-¿Cómo quieres que lo sepa?
-Yo te lo diré. Todos juntos sumarían un año, y siendo muy generoso. El resto del tiempo has dormido, estudiado, trabajado, preparado la comida y limpiado. Has cumplido con tu deber. Pero la vida, la de verdad, con todo su jugo, ¿qué es?

-Estás como una cabra.
-El dinero, el confort, la belleza, el lujo, todo lo material. ¿Es eso para lo que estamos aquí?

-¿Así pretendes justificar tu revolcón de esta tarde?
-Esa no es la cuestión, lo que necesito no es follar, sino sentirme vivo. ¿Comprendes? Vivo.

-Si lo que quieres es irte ¡Vete! Nadie te lo impide
-Tranquila lo hare.

- ¿Cuándo? ¿Este fin de semana?
-Ahora mismo...


Esta no es una triste historia. No es una historia verdadera. Simplemente es eso: una historia. Una historia entre tantas.

No os quedéis con lo superficial. En el trasfondo podréis encontrar algo más. Un hombre afligido, temeroso, triste, moribundo, cuyo único objetivo es evitar un mal mayor.

No, no tenía un amante y a pesar de lo que aparentemente pueda parecer, si amaba a sus amigos, familia y esposa. Todo lo hizo por una sola razón. Una razón que no conoceréis y a la que podéis dar mil interpretaciones… 


En muchas ocasiones la vida no es nada fácil y lo único que te queda es mirar hacia delante. Nunca lo olvideis... 

miércoles, 19 de octubre de 2011

Lo difícil se hace fácil...

¿Y por qué dices que no? Mira su foto y dime que no sientes nada. Habla con él y dime que no sientes nada. Acércate a él y dime que no sientes nada. Piensa en él y dime que no sientes nada…
Dime, ¿A que todos los días te acuerdas de él? ¿A qué todos los días algo te hace recordarlo?...
Si no te pasa nada de esto, muy bien, lo has conseguido. Ya no lo quieres. Has podido olvidarle. Pero si cumples estas premisas, no te engañes, aún lo amas.

La complejidad del amor esta en descubrir lo simple que es. No intentes engañar al corazón. No pienses con la cabeza, sólo déjate llevar y lo demás está de más…

Piénsalo, no hace falta que me digas nada...

lunes, 17 de octubre de 2011

Una historia entre tantas...

"Recuerdo bien aquel puto sábado. Me acuerdo tan bien porque la noche anterior perdí el último resquicio de esperanza y felicidad que albergaba mi corazón. 

Aquel día, como no podía ser menos, me levante triste, sin ganas de nada, de bajón. Pase todo el sábado durmiendo y quejándome. Sólo, aparcado como un mueble en el comedor con la única compañía de la tele. 


Por la noche decidí salir, incluso como cualquier otro sábado salí dispuesto a pasarlo bien. Mi única esperanza era la de no encontrarme con ella.
Para no deprimir a nadie, opte por salir acompañado de mi único fiel compañero, ese que nunca falla, ese que está tanto en los malos como en los buenos momentos: "Mi gran amigo el alcohol".

No sabía dónde ir ni a donde dirigirme. No creáis que es fácil elegir. Es uno de esos míseros pueblos en los que no hay nada. Uno de esos inmundos lugares en los que ni las gaviotas, en plena primavera, quieren venir a hacer sus nidos. Al final opte por la solución rápida: Ir donde va todo el mundo. Hacer lo que socialmente está establecido como “normal”. Pero, ¿Quién establece los parámetros de la normalidad?

Bueno pues sí, acabe en aquella asquerosa discoteca llena de preadolescentes preocupados porque su pelo fuera lo suficientemente engominado, o por enseñar la marca de los calzoncillos. Yo todavía me pregunto si de verdad llevar el nombre de un hombre impreso en la ropa interior y encima exhibirlo es moda. Sinceramente, con todos mis respetos, me cuesta, y mucho, aceptar que ahora es tendencia lo que antes sólo le pasaba al “tonto del pueblo”. El mundo se esta volviendo loco. Y Así estamos, cada día más incivilizados, buscando patrones de conductas en modelos que nos vende la televisión. Pero eso es otro tema que ahora no viene a cuento.

Eran alrededor de las dos y aquello empezaba a llenarse. Me tome tres tercios y un ron cola. Compre un paquete de Lucky strike y empecé a fumar como un carretero; ¿Yo fumando? ¡Quién lo diría! Quién me ha visto y quién me ve.

Aguante todo lo que pude en aquel sucio lugar. Escuche toda la música basura que pinchaba un tal Dj Carlos, pero decidí irme. Si hubiera escuchando otra vez más “ayer la vi” de Juan Magan, juro que hubiera optado por cortarme allí mismo la venas. Así que sin más dilación, y antes de ofrecer aquel grotesco espectáculo, preferí marcharme.

Tarde media hora en cruzar la discoteca y salir a la calle. Y no porque no pudiera pasar, ¡No! Sino porque cada dos pasos me paraba a saludar. Muchos pensareis que eso está bien, que es bueno tener amigos y tener una vida social lo suficientemente amplia. A mí a pesar de que me tachéis de raro puedo decir, que esa mierda me da mucha grima. No puedo considerar amigo a alguien que ves una vez cada dos meses y a las que en otras condiciones, que nos fuera las de un sábado por la noche, esquivarías para no cruzarte con ella. La falsedad mueve el mundo. Y aún así, aunque no tienes la necesidad, te paras y por cortesía haces la misma pregunta una y otra vez: “¿Qué tal va la vida?”; ¡¿Qué tal la vida?! ¿Qué me importa a mi tú vida? Me pregunto. A lo que inmediatamente respondo: Nada, no me importa lo suficiente la mía, como para preocuparme por la tuya.

¡Por fin estaba fuera! Mire el reloj y me quede perplejo, eran las 4. Habían pasado dos horas desde la última vez que mire aquel diabólico aparato que iba restando segundos a mi mísera vida.

Siendo las 4 de la mañana, la pregunta era obligada: ¿Qué se puede hacer a estas horas en un pueblo como este? No pensé mucho y decidí ir al único sitio que a esas horas podía estar abierto: Un pub con nombre de figura geométrica, (de catorce lados para ser más concreto), que se encontraba a escasos cincuenta metros de aquel templo de garrulismo. 


Entre y: ¡Dios que diferencia! ¿Cómo en menos de cincuenta metros podía cambiar tanto el ambiente? 

Con respecto a mis gustos: la música de aquel lugar era bastante buena. La iluminación apropiada, sin flashes cegantes ni humos tóxicos. Lo único que fallaba algo era la gente. Pase de ser la niñera de aquellos mocosos, a ser él bebé babeante y descontento al que tenían que cuidar. Aun así, y a pesar de que yo bajaba la media de edad de aquel lugar, me gustaba. 

Nada más entrar me dirigí a la barra, pedí un tercio, encendí otro cigarrillo y me fui al fondo (como acostumbro a hacer todos los sábados). La verdad es que no fue buena idea, pues allí me la encontré. Estaba bailando y pasándolo bien. Yo me derrumbe y con las mismas me di la vuelta y me largue.
Todavía me pregunto cómo se puede querer tanto a alguien que te ha hecho tanto daño y más por segunda vez. Pero aún con esas, yo la quería.

Salí fuera del pub y decidí marcharme a casa. 
Por el camino me pare en un parque a fumarme el último cigarrillo que me quedaba. Me puse a observarlo fijamente y vi una similitud bastante notable con el momento que estaba viviendo. Ese era yo: Un cigarrillo que se enciende, se consume y después se tira y se pisa. Termine el cigarro y antes de ponerme filosófico proseguí con la ruta que seguía todos los sábados para llegar a mi casa. 

Al final, entre pitos y flautas, me acosté a las 6 de la madrugada, aunque daba igual, no tenia pensamiento de levantarme en todo el día, pero a las 12 de la mañana el teléfono me despertó (¡Mierda, se me había olvidado ponerlo en silencio!) Lo cogí y era un amigo: –Dime tío, ¿Qué quieres? – ¿Te he despertado? –Que va, llevo dos horas despierto, me has pillado fregando el coche. (Claramente mentí) –Ok, ¿Te vienes esta tarde a tomar café? –La verdad es que no tengo ganas. – ¿Qué te pasa? te veo desganado. –Nada tío, no te preocupes. Es que estoy un poco cansado, voy a ver si esta tarde me la tomo de relax. 
Acabe el domingo tal y como empecé el sábado: triste, sin ganas de nada, de bajón, solo, aparcado en el comedor con la única compañía de la tele… 

Pues sí queridos lectores, esto que puede parecer una estúpida parodia o una historia aburrida, es mi vida. Tan triste como suena. Sin remilgos ni reparos."


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Esta “historia metafórica de mi vida”, la escribí en mi viejo blog un domingo de resaca. He decidido publicarla, para explicar cómo me sentía en aquel momento. Solo, amargado, desganado y sin la más mínima alegría por vivir. Pensando en que jamás podría volver a empezar de cero. 

Leyendo esto, me doy cuenta de cuanto ha cambiado la cosa desde aquel fin de semana. Ya no me preocupa aquello por lo que me tire días hundido. No me preocupa la soledad. No me preocupan mis relaciones anteriores, mis desmotivaciones, mis convicciones, mis objetivos... ¡No me preocupa nada! Simplemente creo que he perdido toda esperanza de algún día poder volver a ser feliz. Pero no os asustéis. Perder esa esperanza me ha hecho ser completamente libre, a la par que entender que no merece la pena sufrir por nada. Nuestra vida se juega con cartas sin marca, no se puede cambiar. Lo que tenga que ser, será. Darle vueltas a esto es tontería.

jueves, 6 de octubre de 2011

Un pequeño adelanto...

Una figura vestida de negro, amparada en la oscuridad de aquella tenue habitación y sentada en una vieja butaca que, a pesar de los años, parecía muy cómoda y consistente, aguardaba la hora de la cena mientras bebía un vino gran reserva y fumaba un habano de importación francesa. Estaba situado al lado de una ventana que daba al enorme jardín que cubría la mansión, y frente a un fuego avivado y acogedor que hacía que aquella tarde, fría de invierno, fuera calurosa. Las vistas de aquella ventana eran extraordinarias; a lo lejos se intuían las primeras luces de la ciudad. Unas vistas que hacían que aquel ente quedara inmerso en un remanso de paz.
De repente llamaron a la puerta y rompiendo aquel sosegado silencio, entro un hombre bien entrado en años, vestido con uniforme impoluto y predominantemente gris. Era Víctor; el mayordomo del Marqués Fabio Álvarez de Toledo, último descendiente del Marquesado de los Vélez.
El viejo mayordomo  pidiendo permiso a su patrón comentó:
-Señor marques, está aquí un hombre que dice llamarse Julián Fajardo.
-Creo no conocerlo y hoy no me he citado con nadie. ¿Le ha dicho que desea?
-Dice que tiene que hablar con usted de un tema de negocios y me ha reiterado varias veces que es importante.
-Pues hágalo pasar.
Víctor, obedeciendo al marqués, volvió al hall donde se encontraba Julián; Un joven espeleólogo de estatura media, cara ancha, frente amplia, ojos ausentes, nariz aguileña, boca fina y porte atlético. Vestía con una camiseta de un blanco impoluto que hacia un perfecto contraste con su gabán negro de terciopelo. En su mano izquierda portaba un bastón de marfil y en la otra un maletín, al parecer, de cuero. Sin duda era un tipo importante, o eso le pareció al mayordomo que sin más dilación le tomo sus pertenencias y le comunico que el marques le recibiría en su despacho.

-Señor. Don Julián…
-Gracias Víctor. Déjenos solos, y si es tan amable tráigale un whisky al invitado - Interrumpió antes de que el viejo mayordomo hubiera concluido.
-No, no. Muchas gracias, tengo un poco de prisa, quizás en otra ocasión. Gracias de nuevo - Objetó Julián antes de que Víctor saliera de la instancia.
El Marques se levantó para recibirlo e invitarle a que tomara asiento. El joven espeleólogo se presentó de inmediato y le dio un apretón de manos como gesto de cortesía y de buena educación.
-Y bien, ¿Qué le trae por aquí?
-Pues bien, pertenezco a una familia de espeleólogos y en los archivos familiares he encontrado un documento que, resumiéndolo mucho, afirma que debajo de este pueblo hay una galera romana con diversos materiales de diferente valor económico, además de un supuesto tesoro escondido por el emperador Claudio en su huida contra árabes y bereberes...

No hay más...

¿Vivir para soñar o soñar para vivir?

Yo ya he elegido. ¿Y tú? ¿Qué eliges?

miércoles, 5 de octubre de 2011

Fin

Y tras un viernes de mierda,
un sábado de bajón,

un domingo de iguales características, 
un lunes de aburrimiento
y un martes de desesperación 
puedo decir y digo que esto se acabó. 

¡A LA MIERDA LAS PUTAS FIESTAS!

lunes, 3 de octubre de 2011

Nada

Tumbado encima de mi cama
con el portátil calentando mis muslos
me pregunto una y otra vez:
"¿Y ahora qué?"
Lo triste no es la pregunta,
lo triste es la respuesta:
"Ahora nada"...

lunes, 8 de agosto de 2011

Una noche de verano


Una noche de verano mirando las estrellas en aquel apacible lugar, tumbado sobre aquel rocoso suelo, lleno de piedrecitas clavándose en mi espalda, comprendí el escaso valor que le damos a la vida.
Mirándolas recordé momentos pasados y descubrí la infinidad de cosas que perdemos. Ellas que están tan lejos de este mundo, al menos sobreviven con su pequeño brillo; nosotros que estamos aquí, tan llenos de momentos, nos sentimos morir cuando algo se termina. Pensamos que estar solos es el fin de nuestra vida y no comprendemos que la soledad nos ayuda a encontrar respuestas; esas respuestas que tanto ansiamos. 

Observándolas fijamente puede ver que la felicidad puede llegar en cualquier momento y aprendí que el amor tiene un millón de vueltas.
Cuando creí que nada más pasaría, entonces la vi; una de ellas se desvaneció frente a mí y comprendí que el pasado no iba volver, pero pedí que mi futuro volviera a estar junto a ti.

Socio de la soledad

Antes de nada explicar el porqué del blog. Pues bien, yo sólo soy un simple opositor. No sé si escribir es lo mío, solo  soy un gran apasionado de la literatura, y firmemente creo que es el mejor medio para poder expresar todo lo que siento (de ahí esta mierda).

En un principio este blog estaba cerrado y lo utilizaba como una especie de diario. Ahora he decidido borrar las entradas personales y dejarlo abierto al público.

Sinceramente, no sé de qué escribiré; no sé si pondré música, poesía o hablare de fútbol. Supongo que como todo, depende del estado de ánimo y de las ganas que tenga.  En estos momentos no creo que el optimismo desborde mis entradas. Lo siento pero me habéis pillado en un momento extraño de mi vida.

Ahora sin más dilación rock and roll.