jueves, 10 de noviembre de 2011

Un final, no tan feliz...

- Dime mirándome a los ojos que no quieres volverme a ver más. - Dijo ella.
- No quiero volverte a ver. 

- ¡Mientes!
- No, digo la verdad.

- Ayer no decías lo mismo.
- He cambiado de opinión, acaso ¿no puedo? 

- Sí, por supuesto que puedes, pero no es creíble. No puedes decir eso de un día para otro.
- ¿Por qué no? Me he aclarado, por fin he abierto los ojos. 

- Sé que mientes. Dime que mientes.
- … 

- ¡Dilo!
- Sabes que no lo voy a decir. Has jugado conmigo y me has hecho mucho daño. 



- Lo siento, pero por lo menos dime que podemos ser amigos.
- ¿Amigos? no creo que nunca me hayas considerado como tal. Simplemente creo que me has utilizado.

- ¡Lo siento mucho de verdad!
- …

- Yo no quiero perderte, sé que te necesito.
- Gracias.

- ¿Perdona? - Dijo ella sorprendida.
- Era la reacción que esperaba. Es la ley de: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes." O en este caso, hasta que lo das por perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario