sábado, 28 de abril de 2012

Con el tiempo...

Para todos nosotros el tiempo no es más que algo vanal y secundario pero...

Con el tiempo comprendes que lo importante no es aparentar, sino sentir.

Con el tiempo aprendes que lo que hoy es negro, mañana sera blanco.

Con el tiempo empiezas a comprender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un "buen futuro", significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de una persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando, no volver a verla nunca más.

Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus
defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que mereces.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos, valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado solo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes...

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a alguien, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres... ante una tumba..., ya no tiene ningún sentido.

Con el tiempo aprendes que ese termino no es tan banal y secundario.

Pero desafortunadamente... esto solo lo entendemos con el tiempo.

Recuerda bien estas palabras. El hombre se hace viejo muy pronto y sabio demasiado tarde, justamente cuando ya no hay tiempo...

viernes, 13 de abril de 2012

¿No te parece?

Cada vez que hablamos de disfrutar, alguna persona de nuestro alrededor o entorno mas cercano, se encuentra pasando por un mal momento. Esto es muy común, pues parece que viviésemos en aquella historia que mi abuela solía contar, cuando decía que la vida era nacer, crecer, sufrir y morir. Cuando algo no sale bien, o como nosotros esperamos, tomamos una especial vocación por esos sentimientos de dolor, sufrimiento y pesar. Sin embargo, obviamente, me parece a mí, que la vida es otra cosa, o por lo menos me parece que debería serlo, aunque no le prestemos la suficiente atención.

Yo, hoy aquí, quiero contar una pequeña historia que un día narre a un amigo. Este, a pesar de ser un hombre buenísimo, trabajador y con un humor esplendido, sentía que la vida se le escapaba de las manos y no podía terminar de disfrutar lo suficiente de las cosas. Este amigo se pasaba media vida pensando en lo que no había hecho, y la otra media pensando en lo que tenía que hacer, y claro, disfrutar es un hecho presente, ¿no? Disfrutar no es una historia que se puede posponer. Yo, no disfruto únicamente de los recuerdos, y si disfruto de mis recuerdos, los disfruto aquí y ahora. Él, a pesar de su personalidad amistosa y dicharachera, no apreciaba lo más mínimo su vida.
Para intentar ayudarlo, le conté esta especie de cuento y le hice una propuesta, que es la que hoy le hago al imaginario lector que me dedica un minuto de su valioso tiempo.

Imagínese que usted tiene una cuenta en un banco. Imagínese que recibe una notificación donde le explican que cada mañana en su cuenta va aparecer depositados 1440 euros. No tienes que hacer nada por ellos, es solamente un regalo. 

Al protagonista de nuestro cuento le sucede esto. Él, incrédulo ante tal situación fue a preguntar a su banco: 

+Buenas, me han mandado esta notificación y pone que me van a ingresar 1440 euros cada día ¿Por qué tal ingreso?- 

-Porque usted se lo merece- Afirmo el agente de aquel banco. 

+¿Cómo? No puede ser, tiene que haber alguna trampa.- Él, era un hombre de lógica y sabia muy bien que tal regalo no podía ser posible.

-No, pero hay una condición…

+Ya me lo imaginaba, no podía ser tan…- Repuso antes de que el agente concluyera.

-No, no es tan grave. La condición es que esos 1440 euros tiene que gastárselos en esas 24 horas del día.

+¿Qué dice?- Las facciones de aquel hombre volvieron a cambiar por completo.

-Sí, a las 00:00 horas aparecerán en su cuenta 1440 euros, pero si usted no los gasta en el día de hoy, mañana a las 00:00 horas desaparece todo lo que le quede. Puede gastarlo en lo que quiera, pero tiene obligación de gastarlo en ese mismo día.

+No entiendo muy bien. ¿Por qué tengo obligación? ¿No se puede ahorrar?

-No.

+¿Y no puedo retirarlo o ponerlo en otra cuenta?

-No, tampoco lo puedes regalar, ni puedes dárselo a otra persona para que lo use. No puedes ni invertirlo. Lo tiene que usar usted, en lo que quiera, pero usted. Todo el euro que no gaste, no use, o no disfrute, lo va a perder.

+Entiendo- El hombre a pesar de su asombro parecería que iba entendiéndolo.

-Pero esto no termina aquí, mientras que usted siga vivo lo va seguir recibiendo a diario. Todos y cada uno de los días que viva.

+De acuerdo, muchísimas gracias.

El hombre perplejo, pero a la par que contento, empezó a gastar cada uno de esos euros, ya que seria de estúpidos no gastarlos, ni disfrutarlos. 

Y ahora le pregunto a usted, mi querido lector, qué es lo que haría. ¿Qué haría si tuviera una noticia como esta? La respuesta supongo que será la misma que dio mi amigo: “Trataría de gastar hasta el último euro. Tomaría esos 1440 euros y por supuesto buscaría la manera de disfrutarlos cada vez más. Seria realmente maravilloso” La cuestión que le planteé justamente después fue la siguiente: “Realmente maravilloso, ¿verdad? ¿Sabes?, lo que te acabo de contar ahora, es realmente cierto y verdadero, y nos corresponde a cada una de nosotros. La moneda la cual te regalan no son euros, sino minutos de vida. A las 00:00 horas de cada día recibes 1440 minutos para disfrutar de ese día, y si no disfrutas cada uno de ellos, no te los puedes llevar, no los puedes ahorrar, no los puedes invertir, no los puedes regalar... Los tienes que usar tú, como quieras, pero tú. En serio, que estúpido seria, que este regalo que recibimos cada día, 1440 minutos maravillosos, recién a estrenar, solo para nosotros, no los usemos para disfrutar. ¿No te parece?”


La propuesta de esta entrada, no es otra, que obligar a ustedes, mis lectores, a que piensen por qué algunas veces llegamos a transitar por esta rutinaria y triste vida y no nos preocupamos por disfrutar cada uno de los minutos y segundos que esta nos regala.


Esta entrada va por ti hermano. Estés donde estés.

lunes, 9 de abril de 2012

Un paso más...

Pese a las dificultades, con conciencia absoluta de las complicaciones, sabiendo los riesgos y a pesar del dolor de lo que no resulto como pensábamos. Es importante, no dudar que al final, el resultado será aquel que hemos previsto y deseado.

En cualquier camino, el último paso nunca lo es por casualidad, y siempre nos carga, aunque haya sido elegido al azar, la odiosa sensación de que todo lo anterior podía no servir, si fallamos en este último momento.

Este vigésimo paso es para mí la puerta que nos permite, en muchos sentidos, dejar atrás lo pasado. Es el pasaporte seguro hacia lo que viene.
 

En las circunstancias más difíciles, y en los momentos en que nos invade la sensación de haber perdido el rumbo, es justamente, la certeza del resultado final, lo que nos dará la fuerza para hacer y para arriesgar, la motivación para avanzar, desear, insistir, valorar y seguir luchando por lo que creemos.