lunes, 8 de agosto de 2011

Una noche de verano


Una noche de verano mirando las estrellas en aquel apacible lugar, tumbado sobre aquel rocoso suelo, lleno de piedrecitas clavándose en mi espalda, comprendí el escaso valor que le damos a la vida.
Mirándolas recordé momentos pasados y descubrí la infinidad de cosas que perdemos. Ellas que están tan lejos de este mundo, al menos sobreviven con su pequeño brillo; nosotros que estamos aquí, tan llenos de momentos, nos sentimos morir cuando algo se termina. Pensamos que estar solos es el fin de nuestra vida y no comprendemos que la soledad nos ayuda a encontrar respuestas; esas respuestas que tanto ansiamos. 

Observándolas fijamente puede ver que la felicidad puede llegar en cualquier momento y aprendí que el amor tiene un millón de vueltas.
Cuando creí que nada más pasaría, entonces la vi; una de ellas se desvaneció frente a mí y comprendí que el pasado no iba volver, pero pedí que mi futuro volviera a estar junto a ti.

Socio de la soledad

Antes de nada explicar el porqué del blog. Pues bien, yo sólo soy un simple opositor. No sé si escribir es lo mío, solo  soy un gran apasionado de la literatura, y firmemente creo que es el mejor medio para poder expresar todo lo que siento (de ahí esta mierda).

En un principio este blog estaba cerrado y lo utilizaba como una especie de diario. Ahora he decidido borrar las entradas personales y dejarlo abierto al público.

Sinceramente, no sé de qué escribiré; no sé si pondré música, poesía o hablare de fútbol. Supongo que como todo, depende del estado de ánimo y de las ganas que tenga.  En estos momentos no creo que el optimismo desborde mis entradas. Lo siento pero me habéis pillado en un momento extraño de mi vida.

Ahora sin más dilación rock and roll.